domingo, 20 de julio de 2014

Pequeñas comidas de grandes películas

La idea de este post era que cada uno de los autores eligiera una comida de una película y el otro escribiera al respecto. Esta consigna surgió de la mano de Milagros Amondaray, autora del blog Cinescalas, donde esta nota sale publicada en simultáneo.

La elección de Jessica por Ezequiel


Si hay algo que caracteriza a la película de Wes Anderson, The Grand Budapest Hotel, es su estética, una estética que no descuida ni el más mínimo detalle, ya sea en el vestuario, en un objeto decorativo o como en este caso, una comida o para ser más preciso: un postre. El Cortesans au Chocolat es un postre que se prepara en la pastelería Mendl´s por Agatha, el interés amoroso de Zero, el protagonista. Este postre fue inventado para la película y en realidad consiste de tres pièces montées, que son muy comunes en la pastelería y que se usan para hacer postres que requieran un grado de “arquitectura”, su relleno puede ser de crema pastelera de chocolate, mazapán o nugat. Pero mejor, volvamos a la película. A mí, me gustaría comparar el postre con el film de Wes Anderson. Al igual que la película, lo que primero nos llama la atención es su aspecto visual, desde esa hermosa caja de Mendl´s hasta esos colores y el increíble aspecto del mismo, pero no nos dejemos engañar, el interior es mucho más interesante todavía. Como dije, su aspecto visual nos puede conquistar, como a los guardias de la cárcel, quienes deslumbrados ante tanta belleza, no se animaron a romperlos para ver si tenían una herramienta en su interior que ayudara a los presos a escapar, incluso cuando el postre tenía forma de martillo. Pero bueno, si lo seguimos analizando vemos que el postre tiene varios pisos o niveles, como la película de Wes Anderson, en la que vemos que hay una historia sobre otra, sobre otra (la historia del libro, la del escritor del libro y la del hotel) pero la comparación de los niveles no sólo se queda ahí. A un primer nivel podemos decir que es una comedia entretenida, pero si la analizamos más podemos decir que es el retrato de una época pasada o también afirmar que es la historia de una vida o de varias y así podríamos seguir y seguir. Pero, como todo buen postre, lo más importante del Cortesans au Chocolat y de El Grand Hotel Budapest es el sabor que nos deja una vez que lo probamos, esa primera cucharada que nos llevamos a la boca y que una vez saboreada, nos damos cuenta que no vamos a poder parar hasta terminarlo, que una vez finalizado vamos a querer más y que nunca nos vamos a empachar de algo tan lindo y delicioso.

La elección de Ezequiel por Jessica


Para sobrevivir al apocalipsis zombie, el secreto está en seguir ciertas reglas. Eso es lo que nos enseñaron en Zombieland. Y una de ellas era la de disfrutar las pequeñas cosas. El tema es que Tallahassee (Woody Harrelson) ya no las encuentra.
Es que sus pequeñas cosas que le gustaría estar disfrutando son unos Twinkies, unas golosinas que ya no encuentra siquiera en lo que quedó de los supermercados, como si se hubieran extinguido. Su propia razón de ser parecería ir de la mano con la búsqueda de ese producto tan anhelado. Los Twinkies se terminan convirtiendo en su motivación, su objetivo a corto plazo que necesita para seguir adelante. Porque a la larga los Twinkies para él no son sólo una golosina, es un viaje a otra época, una mejor, anterior a la invasión zombie.
Enjoy the little things. Una frase sin duda para enmarcar y colgar allí donde uno lo tenga siempre a la vista. Placeres pequeños que pueden surgir de muchas cosas y de muchos lugares, y que a veces se tornan tan cotidianos que no los apreciamos como corresponden.
En mi caso, quizás el más cotidiano de esos placeres radica en una buena taza de té, y si es de manzana, canela y miel, aquella no sólo deliciosa sino que llena el ambiente de aroma a miel, mejor. Siempre es la mejor compañía para cualquier actividad placentera tal como escribir, leer, o ver una película o serie.
Por mí, que vengan todos los zombies que quieran a golpear a mi puerta, yo voy a estar muy tranquila tomando mi té.

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