viernes, 18 de julio de 2014

Strawberry fields forever

No soy tan frutera como debería, pero lo cierto es que, a diferencia de Ezequiel, me gustan unas cuantas. Pero si tengo que elegir mi fruta preferida no lo dudo y contesto: las frutillas. No sólo me parecen las más ricas, sino que hasta incluso son las más lindas de todas.

Y las puedo comer como vengan. Solas, con azúcar, con crema, con chocolate, en postres, en licuados, como sea.


Pero como, mi idea al menos, es no siempre recomendar sólo cosas ricas sino también saludables (al menos cada tanto, es cierto que mi estilo de vida no es el más sano, es más bien descuidado), les dejo unos datos para que tengan en cuenta a la hora de comer frutillas.

+ Son una gran fuente de vitamina C, sí, pero además aportan potasio, yodo, magnesio, cobre, vitamina B, omega 3 y fibra.

+ Tienen un alto contenido en antioxidantes y elementos desintoxicantes, y las frutillas promueven la eliminación de toxinas del organismo.

+ Fortalece los capilares de la sangre previniendo así la anemia.

+ Gracias a la vitamina  C son también muy buenas para los huesos, y previenen la artritis reumatoide y la osteoartritis.


Y por último, les dejo unos consejos publicados en solovegetales.com sobre cómo mantenerlas:

Comprarlas firmes y sin manchas. Conservarlas sin lavar en un envase hermético en la heladera hasta el momento de consumirlas.
Lavarlas enteras y con el cabo. No dejarlas mucho tiempo en el agua porque pierden sabor y nutrientes.
Una vez lavadas quitarles el tallo, prepararlas y servirlas enseguida. Estando en perfectas condiciones pueden durar hasta 10 días en la heladera. También se pueden conservar congeladas durante varios meses. Para congelarlas se lavan con el cabo, se dejan orear y se espolvorean con azúcar. Se guardan en cajas herméticas.
O bien se licuan y se guardan como jugo. Se pueden mantener un año congeladas de esta forma.
Así que ya saben, ¡a comer frutillas y disfrutarlas!

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